Seguimos con Lisboa, visitamos toda la ciudad que tiene un centro precioso con esos barrios tradicionales, algo decadentes y populares como su bohemio barrio de Chiado y sus tranvías que son una delicia, me pareció una ciudad con un sabor especial, antigua, entonces no nos pareció demasiado cuidada aunque sí muy limpia, ya que nos recorrimos casi todos sus barrios andando y a veces en tranvía y nos encantó el recorrido del número 28 y que usábamos cuando estábamos cansados de tanto "trotar" y así nos sentábamos un rato mientras nos paseábamos en este medio de transporte ya tan poco visto sobre todo en España, también estuvimos en la calle de los anticuarios pues queríamos echar un vistazo y había maravillas a la venta o entrábamos en alguna de las librerías antiguas (aunque no conocemos el idioma lo suficiente como para leer un libro), pero las librerías y los mercados te dan una idea de la ciudad que visitas. Subimos a un elevador con unas vistas estupendas (me lo contaron) en pleno centro muy cerca de la plaza Rossio y plaza del Comercio, pero me tuve que agachar pues tengo un vértigo tremendo y no me atrevía ni a moverme... Pegada a la pared y sin dejar pasar a nadie. Un numerito.
La gastronomía una delicia en general y muy sencilla con su cocina del día a día pero muy cuidada y hecha con buenos productos, muchos platos con bacalao, variados y caseros, probamos una noche que estuvimos escuchando fado en el barrio de Alfama y por cierto una música que me apasiona y me llega a lo más hondo de mi alma y no sé porqué, ya que nunca antes le había prestado mucha atención a pesar de siempre haber escuchado en la casa de mis padres a la maravillosa cantante Amalia Rodrigues y en ese restaurante escuchando su música tradicional probamos una especie de lasaña con bacalao seco deliciosa, la tengo que hacer un día y así aprovecho para dejaros la receta que me dio una señora muy amable en el propio mercado de abastos de Lisboa, qué sería de mi recetario sin estas señoras tan amables y generosas.
Yo siempre de mis viajes me quiero traer comida, frascos de salsas nuevas, especias, pasta, productos que no veo normalmente pero a veces no puedo, aunque en esta ocasión me traje de todo pues como íbamos solos en coche no tuve problema. Hasta una alfombra preciosa que compré y que todavía tengo pero usada como cabecero de mi cama en el campo y que para no estropearla se me ocurrió colgarla en una barra de forja y la doblé un poco por arriba para poder engancharla con unos grandes (muy grandes) imperdibles y ahí sigue tan bonita y tan nueva... jajaja
8 Unidades
1 Masa de Hojaldre fresca
125 ml. de Leche entera
125 ml. de Nata (Crema de leche)
25 gramos de Harina
80 gramos de Azúcar glas (azúcar impalpable)
2 Yemas de Huevo (grandes) o 3 yemas de huevos medianos
1 Rama de Canela
1 limón (solo la piel)
En una olla se pone el azúcar glas, la leche, la nata y se revuelve bien. Se agregan las yemas de huevo y se bate, añadimos la harina y revolvemos. Lo ponemos ya en el fuego bajo.
Añadimos la rama de canela y la piel del limón, solo la parte de color.
Dejamos hervir 10 minutos a fuego bajo hasta que espese un poco y removiendo un poco para que no salga ningún grumo.
Mientras cortamos la masa con un cortador o con un molde de emplatado de 10 cm. varios círculos de masa. Colocamos las masas en el molde como el que se ve en las imágenes y untados con una gota de aceite de girasol lo extendemos bien por todo el interior con la ayuda de papel de cocina. Ponemos la masa y con los dedos le quitamos los dobleces que quedan en el borde.
Llenamos con esta crema solo un 3/4 de nivel ayudándonos con una cuchara o con una manga pastelera. Los moldes de masa están crudas, pues se cocina todo junto en el horno.
El motivo de no llenarlos hasta arriba es que suben mucho aunque luego bajan y es cuando hay que ponerles el azúcar glas y la canela en polvo.
Se meten en el horno a 190 grados durante 10 minutos y luego los dos últimos se gratinan para que queden tostaditos por arriba.
Se dejan enfriar y listos para probarlos, están muy buenos templados.
Espero que os haya gustado esta receta tan auténtica de la pastelería portuguesa, son muy sencillos de hacer así que no hay excusa.