A ver, os cuento, ya he contado que mi desmesura no tiene límite. La receta anterior tenía coco y como no soy capaz de moderarme compré casi medio kilo de coco (como la que vive en el Caribe y le caen del árbol) y como tenía una receta en la retaguardia aquí está. Tenía que aprovechar el coco (os dejo unos pasteles australianos de coco que son también una delicia, los Lamington) y os reconozco que voy apretada muchas veces de tiempo, de post escritos o en borrador y listos para publicar, para qué mentir. Voy ajustadita, entre las cosas que me “desnivelan” en mi día a día, las que me emocionan; mis amigas que me dispersan (ellas son las culpables...ja, ja, ja.), mi niña que me tiene loca loca y que no estoy en mis cabales, aunque lo intento y lo que me supone hacer mi post todas las semanas; sabéis de sobra que no siempre tenemos ganas de comprar, cocinar, imágenes, editar y escribir...aunque esto no tanto, no me cuesta casi nada enrollarme por algo que quiera decir. En fin, sabéis que soy sincera, que nunca miento, (marca de la casa). Comparezco todas las semanas por mi constancia y mis ganas de seguir aquí, ha habido veces que no podía, físicamente no podía, no tenía ganas o que no podía o que me venía mal, pero mi disciplina (la que me inculcó mi madre....) me obligaba a estar atenta. A ver, si no puedes lo dices y si no quieres también; si quieres te vas y no pasa nada, esto lo pienso a veces. La cosa es que me gusta mucho después de ocho años de blog seguir aquí, ayudar a los que no saben mucho de cocina y que puedan comer algo mejor en sus casas de estudiantes o pisos compartidos o simplemente que sean novatos, me escriben muchas veces a mi mail para que explique algo que al ser tan novatos no saben cómo hacerlo. Me encanta ayudar, me encanta donar, sangre también, regalar, aunque sean tonterías. Me gusta en estos momentos terribles que la gente sonría, que se sienta segura o un poco más segura, poco quizá, pero da igual, se intenta. El tema es la confianza, la amistad, el amor, tantas y tantas cosas que nos conforman como personas, que nos ayudan, a ser mejores y nos hacen más felices, empáticos o más agradables con la que nos cayendo y que encima agradecemos esos pocos contactos y con la distancia debida. Hay que tener presencia de ánimo para aguantar este tsunami.... yo solo pido, seguir teniendo a mis amigos de siempre. Eso ya es un triunfo. Mantener lo establecido para nuestra estabilidad emocional. Con eso es suficiente. Y que no nos vengan con políticas o los que se vacunan a destiempo y los dichosos intereses electorales. Hay que echarle mucha paciencia a la desvergüenza general.
Ingredientes
Base de galleta casera
100 gramos de mantequilla
90 gramos de azúcar
1 huevo
185 gramos de harina
1/2 cucharadita de levadura en polvo (tipo Royal)
1 cucharadita rasa de sal fina
Relleno
370 gramos de mermelada de arándanos (o la que más os guste)
Cobertura de coco
100 gramos de mantequilla
90 gramos de azúcar
1 cucharadita de esencia de vainilla
2 huevos
40 gramos de harina
1/2 cucharadita de levadura en polvo
270 gramos de coco rallado
Preparación de la galleta de base
- Encender el horno a 180 grados.
- Se mezcla la mantequilla y el azúcar, debe quedar cremosa.
- Añadimos el huevo y mezclamos hasta que quede bien integrado.
- Tamizamos la harina y la vamos echando poco a poco mezclada con la levadura en polvo.
- Agregamos la cucharadita de sal fina.
- Encamisamos un molde rectangular. Se puede poner también papel vegetal en la base.
- Colocar esta masa sobre el molde ya preparado y estirarla o aplastarla con la mano.
- Hornear durante 20 minutos.
- Sacar del horno esta base (galleta) y dejarla enfriar.
- Poner encima la mermelada batida. Es mejor echar la mermelada en un recipiente y batirla a mano un poco.
- Extender bien la mermelada sobre nuestra galleta, yo lo suelo hacer con una pala de pescado porque me resulta más fácil.
Preparación de la cobertura de coco
- La mantequilla la mezclamos con el azúcar y la esencia de vainilla.
- Añadimos los 2 huevos (uno a uno) y seguimos mezclando.
- Seguimos con los 40 gramos de harina y la media cucharadita de levadura. Todo esto lo podríamos hacer en una procesadora o a mano.
- Por último, sacar del vaso o recipiente de la máquina (en caso de que la hayamos utilizado) y añadimos el coco rallado sobre esta mezcla.
- Revolver suavemente a mano (para que no se pulverice el coco).
- Colocar esto encima de la mermelada de arándanos. Lo tenemos que poner con la mano, se reparte bien y va otra vez al horno durante 20 minutos a 180 grados.
- Debe quedar algo dorado.
Sed felices y probad hacer cosas sana y ricas. Salud.